En un mundillo colmado de ese renuncio llamado realismo y de lo que conocemos como autoficción, la Ciencia Ficción es una fiesta de la imaginación o, también, una especie de ajedrez, en la medida en que se da al ejercicio de anticipar las jugadas de una sociedad y su marcha. Hay de todo, es claro, pero la buena trata de ver hacia dónde vamos, qué características de la sociedad o del hombre actual crecerán e impondrán su tono.

(...) dos modelos rigen la narrativa de Hernán Domínguez Nimo: por un lado, está el thriller, por otro el relato de camino, el road story, y les acerca con tino, para acentuar la tensión, los temas de la ciencia ficción; pero no elude aquel otro tipo de narraciones que tienen ese perfume de mito, de parábola que va de Úrsula Le Guin a Kafka. (Hugo R. Correa Luna).