Esta es la historia de Fidel y Jidel, la de un ventrílocuo y su pequeña extensión, la de un amor único e irrepetible. Pero también la de Dorita, una súper modelo con algunos temitas. Y la de otros muchos personajes cuidados al detalle. Tiene humor, sí. Tiene desparpajo, sí. Tiene sensibilidad, sí. Tiene un muñeco que se desenvuelve en el sexo mejor que Rocco Siffredi, quizás no tanto pero casi. Esta novela tiene todo y mucho más. El presente se mezcla con el pasado en un libro que incomoda, que hace reflexionar, reír y llorar en una misma página. La pluma de Bellelli habla a toda velocidad, es una Ferrari a fondo comiendo asfalto. Es de esos libros que te devorás, que no querés que terminen. Una historia para que la filme Tarantino. O Tarantini, si no se puede. (Esteban García).